20 de marzo, lunes. Jardín de aforismos: enramada



Un charco de luz que declina, la tarde. Salto encima y los últimos brillos me salpican las piernas.

*

El día se sienta en el suelo, cansado, con la mirada fija en el fuego, que, indiferente, no deja de bailar.

*

El misterio lo es porque cuanto más se conoce resulta más misterioso. Cuantas más veces se entra, más se tiembla al entrar. Cuanto más se piensa, más se descubre uno a sí mismo.

*

Converso con el panadero, que me cuenta lo que le oyó decir a su padre, también panadero, que se lo había oído decir a su padre, el abuelo del panadero, que era también panadero. Un saber elaborado durante tanto tiempo al calor del horno. Un pensamiento crujiente.

*

Incongruencias del tiempo: me reconoce y saluda un antiguo alumno por la calle y compruebo que tiene bastante más edad que la mía cuando le daba clase.

*

Fotografío las mañanas grises y gélidas de enero para refrescarme durante las olas de calor del verano. Las imágenes no consumen electricidad. 

*

El escritor que escucha el canto de sus lectores es un marinero, acercándose a la isla de las sirenas, que no se llama Ulises.