11 de junio, miércoles | Susana Solano en Halfhouse | Exposición «Lo que supe y olvido». Abril-Mayo, 2025 | Hoja de sala


Sala Halfhouse. Barcelona

Artista inquieta, Susana Solano presenta en Lo que supe y olvido un diálogo entre obras pertenecientes a diferentes épocas, algunas no expuestas antes, al mismo tiempo que cada pieza lo entabla consigo misma. Una conversación que se extiende también a la sala que las acoge —paredes, vanos, pavimento, ventanas, sombras, luz—. La muestra escenifica, en primer término, la diversidad de materias que Susana Solano ha utilizado, e incluso ha incorporado a la tradición escultórica, desde infinidad de metales y aleaciones hasta diferentes tejidos, pasando por piedras, mármoles, yesos, maderas, plásticos. A partir de los materiales, sorprende una auténtica polifonía de las dimensiones —desde lo ciclópeo a lo diminuto—, los procedimientos, acabados y remates.  Pero junto a esta pluralidad material, la obra de Susana Solano se alza en esencia sobre una incansable meditación estilística y tras una inclemente contienda intelectual por convertir las formas en una expresión del pensamiento. Desde sus inicios la artista ha renunciado a estancarse en una estilización de rasgos, para avanzar en el camino opuesto: adensar las marcas singulares de cada gesto. Este aspecto dota a su escultura de una condición existencial, en el sentido pessoano de incorporar una diversidad de personalidades artísticas a la línea evolutiva de su trabajo.   

La escritura que las piezas trazan en el espacio caligramático de Halfhouse revela una complejidad nueva a las ya señaladas: los diversos modos de significar, casi literarios, con los que se manifiestan.  En la sala de reuniones, previa a las de exposición, cuelga como frontis de la visita «L’ultim sopar II, 2016». Alusión no solo a la celebérrima pintura de Leonardo da Vinci, sino también al alud de reproducciones que sigue provocando. Su posición central frente a la mesa evoca los cuadros que presiden el espacio de lo compartido, sean palabras, alimentos o tiempo. El pulido extremo de su acero inoxidable la convierte en un retrato vivo del tiempo común, tanto en el presente de la visita, frente a la pieza, como en la memoria del visitante, a través de sus propias evocaciones. Este diálogo remite a una significación de estirpe dramática, en su primigenio sentido de hablar y de actuar.  Acciones que la obra preside y refleja.

         En la sala principal de Halfhouse, a nivel expositivo horizontal, se produce una interacción sorprendente entre dos piezas tan opuestas como cómplices en una identidad semejante. Ante el ventanal aparece extendida la losa nívea «Letanías, 2008-2009», fruto de una intervención en un espacio al aire libre, las ruinas de la Sinagoga de Ostia Antica, único lugar donde ha sido contemplada antes. Sobre la rotundidad del mármol de Carrara, Susana Solano ha labrado un pequeño laberinto de cauces, cerrados en sí mismos todos menos uno, que es capaz de desaguar. Sobre la expresión pétrea, queda el trazado efímero de los pequeños charcos que la intemperie olvida. Con esta pieza blanca se confronta la blancura de un ciclópeo almohadón de tela (2 metros por 1,67), «En brazos corrientes I, 1996-97», cuya maleabilidad está fijada al pavimento, para defenderla de la intemperie, por un conjunto de adobes de bronce. Ambas piezas se relacionan consigo mismas y entre sí a través de abstracciones que se brindan a la meditación: lo permanente y la fugacidad; la flacidez y la resistencia. Es decir, emprenden un expresivo camino de significación poética. El resto de piezas expuestas, tanto en el suelo —el conjunto de tres bronces de diferentes épocas— como los metales distribuidos por las paredes de la sala, acentúan esta esencialidad poética del trabajo escultórico de Susana Solano.

         La sala pequeña de Halfhouse, encarada al noroeste y con un paisaje industrial enmarcado en la ventana, presenta una pieza que parece realizada para el espacio donde se encuentra, y que ofrece un tercer modo de significar: la narración implícita. Se trata de «El mundo de las cosas II, 2024». Obra compleja, implica en los materiales que la conforman diversos relatos que apelan a la realidad africana. Los bidones con el agua siempre escasa, las construcciones endebles, la chapa ondulada omnipresente. No son contenidos explícitos, sino alusiones a una realidad que siempre ha estado presente en el pensamiento artístico de Susana Solano. El carácter narrativo de estos elementos resulta tan penetrante que se apropia del paisaje enmarcado en la ventana y consigue darle un sentido tan vivo como el de la propia obra.

          Lo que supe y olvido coincide en sus fechas de apertura con Entre dos patios, que recupera las obras expuestas en la primera exposición de la artista en la Fundación Miró, inaugurada en 1980. El hecho de exponer este conjunto antológico de obras en Halfhouse, donde muchos jóvenes emprenden su vida artística, del mismo modo que Susana Solano lo hizo hace décadas, sugiere la idea de un inicio permanente. Tal vez sea este un rasgo que la artista —tan infatigable en el uso de materiales, como indagadora en lo inaudito de las formas; tan intensa en el trabajo, como tenaz en la transmisión de pensamiento— ha anhelado siempre: en cada una de sus obras inicia una trayectoria artística. 

Pieza de Susana Solano