3 de febrero, jueves. Apunte circunstancial sobre la esencia

Resulta curiosa la transformación que padece el amor en poco tiempo. Siendo, como es a su llegada, la exaltación más resplandeciente de la presencia, es decir, la conversión del anodino presente en una vivencia que exige para sí una mayúscula inicial, el Presente, acaba pronto enmarañada en las redes del tiempo inexistente. El crecimiento del amor, que nació del presente, enseguida se fía por completo al futuro. Aquellas caricias, palabras, risas que reivindicaban el valor trascendente de lo inmediato, aquella mariposa que revoloteaba alrededor, de repente, como en una metamorfosis inversa, se convierte en el gusano del porvenir. De nada valen ya los besos frente a los preparativos. El amor, qué rápido se olvida de sí mismo para convertirse en una metafísica. 

[Libro V, Epigrama IV]