1 de septiembre, lunes | Vigencia de los artilugios



Un amigo me reenvía un correo electrónico a mi dirección actual tras darse cuenta de que la primera ocasión en la que lo mandó no me había llegado. Corroboro su error: lo había dirigido al pasado. A un sitio que dudo que ya exista, pero su recuerdo me ha conmovido. La dirección electrónica en «teleline.es» fue la primera que tuve. En aquella época, finales de los años 90, la conexión se realizaba a través del teléfono y se pagaba por minutos, como las llamadas. Al conectar el ordenador, en casa ya no se podían recibir llamadas. Los correos se escribían antes de ese momento y la conexión era un mero enviar y recibir. Y rapidito. En la red tampoco había gran cosa que pescar. Era la primera Internet, un inocuo escaparate. Resulta curioso comprobar como en el resto de aspectos de la vida todo continúa más o menos como entonces, pero los artilugios electrónicos retrotraen los recuerdos a la Edad de Piedra.

[Epigrama VI-03]