A Rafael Pérez Estrada, en
especial en sus últimos años, le gustaba insistir en el concepto de la brevedad
(o de breverías, como le gustaba
llamarlas). No creo que se refiriera a la práctica de lo breve —las 2.140
páginas de los tres volúmenes de su Obras
Reunidas lo desmentirían en seguida— sino como concepto literario. La
brevedad como sobresalto estético, sorpresa, inquietud, como emoción. Una
brevedad como metafísica. El concepto de emoción también es importante en su
poética.
Y resulta
interesante añadir la idea de la transformación utópica de la realidad. Hay
escritores que describen la realidad, otros que la recrean, los más se ajustan
a sus características y geometrías. Rafael pertenece a una estirpe de poetas
que muestra en su obra una realidad trascendida, sublimada, desbordada, casi
alucinada, deslumbrante, y la presenta no como una impostura, sino como la
única forma posible de lectura de lo real.
Ahora
bien, para formular el elemento medular de su obra, creo que RPE coincidiría
con William Carlos Williams, quien publicó en 1923 un extenso poema La primavera y todo que inicia su época
vanguardista, donde se pregunta asuntos esenciales de la creatividad
contemporánea: «¿A quién le importa nada de lo que hago? ¿Y eso qué me importa?»
Y unas líneas después, a otra pregunta aún más decisiva él mismo se responde: «¿A
quién entonces me dirijo? A la imaginación». La imaginación es el germen de la
obra perezestradiana, pero también, como intuye William Carlos Williams, el
exclusivo receptor de la obra. La imaginación se escribe a sí misma ante la
propia imaginación, esta es la auténtica vanguardia que ampara sus textos. Un
asombroso prodigio al que se asiste con solo abrir alguna página de cualquier
libro de Rafael Pérez Estrada. Y leer.
A
Rafael Pérez Estrada le protege del paso del tiempo todo que no fue. No fue un
escritor sociológico, en absoluto; ni costumbrista, más bien se sitúa en el
polo opuesto; ni apegado a las modas de su época; ni descuidado en la forma; ni
trivial en el contenido. No tiene, de hecho, ninguna de las razones de
caducidad más evidentes. Su obra, por el contrario, crece conforme más se
conoce. Apela a la imaginación, que es una constante de la creatividad en
cualquier época. Es compleja, es decir, cualquier futuro encontrará en ella
rasgos que la reflejan, aspectos que posiblemente los lectores coetáneos del
Rafael ni los han visto.
Actos de la entrega del Legado «in memoriam» de Rafael Pérez Estrada en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes. En Madrid, el jueves 16 de noviembre de 2023.