En el cultivo de las artes existe
un ingrediente de transmisión, una continuidad. Es una idea antigua, porque la época
le ha puesto fin. Un artista que enseña a otros su arte se le considera un
fracasado. El artista exitoso es el que vive aislado en su burbuja artística. Una
idea que en el Renacimiento hubiera sido considerada como una aberración. Pero el
momento actual es así. Antes, el músico enseñaba a otros músicos, el pintor mantenía
un taller con aprendices, el escritor daba clases de literatura. Ahora solo los
músicos, pintores o escritores subestimados se han dedicado, como yo, a la
educación. Igual que en tantas otras ideas, no estoy de acuerdo con mi tiempo. O,
quizá sea mi época quien no quiere sabe nada de mí. Y la entiendo, yo haría lo mismo
si no pensara como pienso.
[Libro V, Epigrama XVIII]